

Es una fiesta popular en la que los jóvenes suben a Consolación al amanecer para ver el baile, mientras en el campanario parroquial repican las campanas. Hasta 1919, esta fiesta formaba parte de las festividades patronales, pero como San Juan se celebra en época de cosecha y los agricultores no tenían tiempo para celebraciones, las fiestas se trasladaron al 29 de agosto, día de San Juan Degollado. Actualmente, la fiesta se mantiene en junio para los escolares, quienes celebran así el fin de curso.