En el Pla de Mallorca se pueden conocer y visitar una serie de yacimientos que unen estrechamente la historia de la comarca y nuestra isla con la vecina isla de Menorca. Uno de los recursos patrimoniales más comunes pero a la vez interesantes que se pueden encontrar, y que, además, escriben un capítulo fundamental para intentar entender cómo debió ocurrir el poblamiento de las islas del mar que nos rodea y nos da tanta vida, el Mediterráneo. Hablamos de la cultura talayótica.
Entendamos primero qué son exactamente estos yacimientos, o lo que se sabe de ellos hoy en día.
Los yacimientos talayóticos son sitios arqueológicos, propios de las Illes Balears -concretamente de Menorca y Mallorca- que datan de la prehistoria. Habitualmente se los puede distinguir por los talayots o atalayas que los caracterizan y dan nombre. Aunque no existe consenso sobre su origen concreto, la cultura talayótica es la primera muestra de poblamiento y organización social compleja de las Illes Balears.
Su relevancia es tal para comprender la cultura del Mediterráneo que, desde 2023, los Talayots de la vecina isla de Menorca están incluidos en la Lista del Patrimonio Mundial, de la UNESCO. No obstante, como hemos recordado, no es un recurso patrimonial único en Menorca, la cultura talayótica es especialmente relevante en el Pla de Mallorca. Repasemos algunas cifras de interés para comprender su relevancia.
Como bien recoge la Estrategia de Turismo Sostenible 2030, en el Pla de Mallorca hay documentados 317 Bienes de Interés Cultural, lo que supone más del 15% de los elementos catalogados de toda la isla. Si echamos un vistazo rápido al catálogo del Ministerio de Cultura, la mayoría son talayots, cuevas prehistóricas y otros vestigios de fortificaciones asociados a dicha cultura.
Si consultamos la Infraestructura de Datos Espaciales del Consell de Mallorca, que cuenta con las competencias de gestión de patrimonio en la isla, la imagen no es muy distinta: en los algo menos de 800 km2 que tiene la comarca del Pla de Mallorca hay catalogados como yacimientos arqueológicos, entre BIC y bienes de interés de otra categoría, 232 bienes, es decir, hay un Bien de interés arqueológico por cada 3 kilómetros y medio de extensión que tiene la comarca.
Esta diversidad de recursos nos brinda infinidad de oportunidades para conocer más sobre la cultura original y originaria de las Illes Balears, si bien, para facilitar su conocimiento, ya existen algunas fórmulas de éxito, que invitamos a conocer y disfrutar en el Pla de Mallorca:
Por ejemplo, desde 2013, Sencelles, y desde 2015, Costitx, ofrecen un recorrido señalizado para conocer de una tacada, y de la forma que más nos apetezca (a pie, a caballo, en coche, en bici…), seis yacimientos talayóticos del Pla de Mallorca, destacando el Santuario de Son Corró, o el Talayot de Son Fred, dos de los yacimientos más relevantes de la comarca y la isla.
Para organizar la visita y saber más: Ruta Arqueològica Sencelles Costitx
Otro de los yacimientos más relevantes de la comarca del Pla de Mallorca es Son Fornés, excavado desde 1975. Hoy cuenta con más de 2.200 metros cuadrados de excavaciones documentadas, lo que revela un espectacular museo al aire libre.
Para organizar la visita y saber más: MUSEU ARQUEOLÒGIC DE SON FORNÉS
El trabajo para poder conocer y explicar bien cómo sucedió el poblamiento del Pla de Mallorca, de Mallorca y de las Islas Baleares a través de la cultura talayótica sigue siendo necesario actualmente, por ejemplo, como ocurre con los talayots de Es Racons, en Llubí. Aunque han estado cubiertos de vegetación hasta hace no mucho tiempo, el ayuntamiento trabaja desde 2018 en su recuperación.
Y es que las incógnitas y las certezas del talayótico son también un motor y un motivo para conocer nuestra comarca. Quién sabe si lo que nos queda por conocer nos ayudará a entender con detalle cómo llegaron los primeros habitantes a tener el privilegio de habitar nuestra isla.
Acompáñanos a conocer el Talayot del Pla de Mallorca.
A menudo, se tiende a confundir cómo funciona el reconocimiento de calidad a través de las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP). Muchas personas piensan que un producto tiene calidad porque ha logrado ser reconocido con este tipo de sello, cuando en realidad, es al revés. Las DOP, así como las Indicaciones Geográficas Protegidas y otros sellos con esa marcada “territorialidad”, se obtienen para identificar a aquellos productores y territorios que han estado trabajando por la calidad de un producto en cuestión.
Estos productores, en sus respectivos territorios, mantienen estándares de calidad de sus producciones a lo largo del tiempo gracias a su extenso conocimiento de su clima, su suelo, su orografía y su paisaje, y la adaptación de la producción a estos condicionantes. La Denominación de Origen Protegida es un reconocimiento a ese esfuerzo y dedicación continuos, que logran una simbiosis humana-natural, una producción sostenible, que es la que da vida a auténticas joyas gastronómicas.
Podemos afirmar que todas las Denominaciones de Origen Protegidas son, al menos de forma indirecta, un reconocimiento al paisaje de un territorio, a cómo las personas adaptan su provecho a la tierra que les ha tocado trabajar.
Una afirmación que nos lleva a la siguiente cuestión, la razón de ser de esta publicación: ¿Qué hace única a la DOP Pla i Llevant, la Denominación de Origen Protegido que reconoce la producción vitivinícola en las comarcas a ambos lados de la Sierra de Llevant y dan nombre al sello?
Quizá sea el efecto regulador del Embat, la brisa marina balear cuando a las horas más cálidas del día se desplaza tierra adentro, rebajando la temperatura y humedeciendo los campos de cultivo de la comarca. O quizá es la sal que, atrapada en el Embat, logran metabolizar los viñedos, confiriéndole particularidades únicas.
Es probable que tenga algo que ver el relieve de la comarca, que tiene mucho que decir en esa relación estrecha con el Mediterráneo. O puede ser también el indisociable carácter mediterráneo de las Baleares, y ese régimen de lluvias que permiten la maduración al sol de las uvas criadas en Es Pla i Llevant, y que han dado la oportunidad a los productores locales de distinguir hasta seis variedades autóctonas de uva; Callet, Gorgollosa, Mantonegro, Fogoneu, Giró Ros o Premsal blanc… uvas que permiten la vinificación de caldos donde priman el equilibrio y los aromas.
En definitiva, una variedad de factores que hacen únicas a las Illes Balears y los frutos de su tierra, que bien merecen una forma especial de disfrutarse, algo que nos ofrece la Guía de Experiencias Turísticas Locales editada por la Mancomunidad Pla de Mallorca. Una recopilación de hasta veinticuatro experiencias únicas en la comarca, entre las que destacan las propuestas de disfrute de los vinos de la tierra más allá de los propios caldos, comprendiendo la calidad de su clima, su paisaje, su tierra… y que hacen única la Denominación de Origen Protegida Pla i Llevant.
Las Islas Baleares, tanto en su conjunto, como cada una de las islas por separado, se configuran como territorios únicos en el mundo, capaces de fascinar por la infinidad de recursos que atesoran, y que se muestran a turistas, visitantes y locales a través de su cultura y su gastronomía.
En el Pla, en el corazón de Mallorca, a pesar de ser un espacio donde el mar protagonista es el mar de cultivos y no el de la sal, esta realidad no es muy distinta. El Pla es, sin duda, un paraíso de interior que deslumbra por sus paisajes y su carácter agrícola, y por el festín para los sentidos que nos ofrecen los productos de su rica y variada oferta gastronómica.
Son muchos los frutos del campo y el buen hacer de las vecinas y vecinos de El Pla reconocidos por su calidad a través de las diversas Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas: aceites de oliva, almendras mallorquinas, tomates de penjar… o viandas que por el mimo con el que se elaboran no necesitan a veces ni estos reconocimientos: panes, ensaimadas… el resultado de años de tradición dedicados a cocinar con cariño lo que El Pla provee.
Si bien es cierto que a lo largo de toda la isla, los distintos restaurantes y cellers que la salpican, ofrecen la oportunidad de disfrutar de esta gastronomía todo el año, El Pla se erige como un territorio que ofrece fórmulas únicas para conocer y adentrarnos en la gastronomía de la comarca y de la isla, ferias y jornadas gastronómicas, repartidas a lo largo de toda la geografía comarcal y durante todo el año, desde hace mucho tiempo.
La ya consolidada Feria de la Miel de Llubí, con 23 ediciones en su andadura, se ofrece cada mes de noviembre a mostrar los productos de la miel y sus derivados en las calles del municipio. Destaca la miel que producen sus característicos campos de almendros y algarrobos, reconocida a nivel nacional, y que marida la tápera o alcaparra de Llubí y el trabajo de las abejas de la localidad.
Otro de los eventos con mayor tradición de la comarca, con mucho arraigo en la gastronomía local, es el que tiene lugar en Lloret de Vistalegre, la Festa des Sequer, que en las estribaciones del verano, rinde culto al rey de la huerta en esa época del año: el higo.
También en verano, concretamente en septiembre, y desde hace más de 50 años, Vilafranca de Bonany celebra su particular homenaje al melón (con distintas variedades en la isla como la “eriçó”; la “marina”; la “groc”; la “pell de melicotó”…). la Fira del Meló de Vilafranca.
Por último, en Santa Eugenia tiene lugar cada mes de abril la Fira agrícola y ramadera, que en 2024 ya ha celebrado su XLI edición, una feria que conserva el carácter industrial de estas ferias, ofreciendo no solo muestras de la gastronomía y la artesanía de la zona, sino que también se da espacio a la maquinaria agrícola y al ganado de la comarca, un esfuerzo fundamental para mantener vivo, con sus tradiciones e idiosincrasia, el corazón de Mallorca.
En definitiva, unas muestras gastronómicas -que no las únicas, más adelante hablaremos de cellers, de mercados, de bodegas…- que sirven de escaparate y de aliciente para conocer de cerca los tesoros y las tradiciones de El Pla, a través de su gastronomía -y de las actividades y tradiciones culturales que acompañan estas ferias- en cualquier momento del año.